En algunas ciudades del mundo se han logrado tomar decisiones muy trascendentales frente al tema de su propia sostenibilidad. Tal es el caso de Berlín, que anunció que convertirá el antiguo aeropuerto de Tempelhof en la zona verde urbana más grande de Europa que será un pulmón para la ciudad y un mitigador de CO2, gas de efecto invernadero.
Antecedentes
Después de largas discusiones y de un referéndum para decidir sobre su futuro, las puertas del aeropuerto de Tempelhof se cerraron el día 31 de octubre de 2008. La razón: su cercanía al centro de la ciudad que impedía la ampliación tanto de sus pistas como de sus terminales, y el aterrizaje de las grandes aeronaves modernas.
Tempelhof no fue un aeropuerto cualquiera: en 80 años fue testigo de muchos acontecimientos de la convulsa historia alemana durante el siglo XX. El edificio fue construido por Hitler y, sin embargo, desde 1948 sirvió como puente aéreo estadounidense para romper el bloqueo soviético. Pero a pesar de ser un icono histórico, el elevado coste de su mantenimiento y sus reducidas dimensiones limitaban su capacidad para acoger el actual volumen de tráfico aéreo.
Futuro
Este gran espacio ha encontrado un nuevo uso: será el escenario del mayor jardín urbano de Europa. Una iniciativa que no abunda últimamente y que contrasta con aquello que ocurre en otros países, como España, donde los planes para la construcción de nuevas zonas verdes en ciudades y pueblos se han reducido a la mitad en los últimos años, según la Asociación Española de Empresas de Parques y Jardines (ASEJA).
Dos empresas escocesas, GROSS. MAX. y Sutherland Hussey, serán las encargadas de llevar a la práctica la reconfiguración del antiguo aeropuerto de Berlín, en un proyecto que se completará en el año 2017, justo a tiempo para acoger la exhibición mundial de horticultura (IGA) de ese año. Se calcula que el coste total del proyecto será de unos 61,5 millones de euros. Y para calmar los ánimos de los berlineses más nostálgicos, el proyecto promete ser respetuoso con la historia del lugar. Por ejemplo, está previsto conservar el edificio semicircular, de más de un kilómetro de largo, que Albert Speer diseñó como terminal en los años treinta. El plan de trabajo también incluye la construcción de vistosos jardines verticales.
Mientras se completa este proyecto, los berlineses ya pueden utilizar el antiguo recinto aeroportuario como lugar de recreo, ya que desde el mes de mayo de 2010 el lugar se encuentra abierto para visitas, durante las que se pueden realizar distintas actividades, desde pasear a hacer un picnic.
A la larga, esta remodelación servirá para conseguir una ciudad más sostenible. En este caso, además, la construcción de este enorme jardín urbano cobra relevancia si tenemos en cuenta su proximidad con el centro de la ciudad, ya que unos seis kilómetros separan Tempelhof de la célebre Alexanderplatz -en el corazón de Berlín- por lo que se considera que está dentro de la ciudad, concretamente en la zona sur. Además, su tamaño, de casi 400 hectáreas, es superior al de Central Park, en Nueva York.
Berlín apuesta por los espacios verdes
La apuesta de Berlín por los espacios verdes está clara. La capital también destaca, en lo que se refiere a la rehabilitación urbana ecológica, por su considerable número de huertos urbanos o techos verdes. El único inventario exhaustivo que se ha realizado sobre la superficie destinada a huertos en Madrid data de 1983, y en aquellos momentos existían unas 100 hectáreas de huertos en el área metropolitana. Pues bien, la capital alemana cuenta con más de 4.000 hectáreas. Sobre este asunto, Nerea Morán escribe que aunque desde mediados del siglo XX la tendencia es a la disminución de huertos urbanos, «es posible que se esté produciendo un punto de inflexión«. A juicio de esta investigadora, nos encontramos en un momento en el que «surgen nuevos proyectos y los existentes se reafirman gracias a la mayor conciencia ambiental de la sociedad, el interés por los alimentos sanos y producidos localmente, así como las posibilidades de cooperación en iniciativas relacionadas con la salud, la educación, el empleo y la inclusión social«.
Es un ejemplo que varias ciudades de Latinoamérica deberían tener en cuenta, pues en ellas cualquier zona verde que está disponible se utiliza para la construcción de enormes edificios de apartamentos o grandes centros comerciales. Las áreas verdes públicas son muy escasas.
Tomado de: Twenergy.com
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