¿Qué hacer con cinco toneladas de inodoros viejos? Esta fue la pregunta que se hicieron las autoridades de la ciudad de Bellingham, en el estado norteamericano de Washington, cuando decidieron remplazar los inodoros de 400 hogares por unos más eficientes en el consumo de agua. Es claro que al solucionar un problema ambiental, se estaba generando otro, al que debía encontrársele una solución que reciclara esta enorme cantidad de residuos.
Pues bien, el departamento de trabajos públicos de esa ciudad le dio a lo que se vislumbraba como un enorme gasto de procesamiento de “basura”, un destino bastante útil: Las cinco toneladas de inodoros se convirtieron en materia prima para la repavimentación de un camino peatonal.
Esta iniciativa fue un gran ejemplo de cómo dos entidades estatales pueden unirse para evitar un impacto negativo en el medio ambiente. Lo que se buscó con esta iniciativa, fue mantener los costos bajos sin sacrificar la calidad de la obra. Al final, fue una situación en que todos ganaron: La autoridad de vivienda al evitarse un gasto importante de eliminación de residuos; el departamento de obras públicas, que fue capaz de triturar los inodoros para convertirlos en una alternativa al hormigón del camino; y por último, el medio ambiente al reducir notablemente la huella de carbono que hubiera dejado la construcción del camino utilizando los materiales convencionales.
¿Cómo se hizo?
La mezcla final para la repavimentación del camino peatonal, se logró con cerca de 20% de inodoros aplastados. Según el sitio LiveScience, esto equivale a una volqueta de carga de grava. Con este material, la ciudad se dio cuenta de que están en la puerta de la creación de una nueva especificación para el uso de poticrete como materia prima para trabajos de explanación. Dada la tendencia de la ciudad de remplazar los inodoros viejos por otros más eficientes, podría haber encontrado una buena manera de evitar que éstos lleguen a los rellenos sanitarios.
Aunque la de Bellingham no es la primera iniciativa que recicla inodoros, ya que en otras ocasiones se han utilizado como cerámica triturada para cimientos de edificios, la de material para la construcción de caminos es pionera y ha recibido el Greenroad Certification (Certificación de Caminos Verdes), desarrollado por la Universidad de Washington para promover la construcción de carreteras sostenibles.
La historia de reciclaje de Bellingham no solo abarca los sanitarios viejos. Allí también se ha dado una vida útil a cientos de instalaciones eléctricas viejas sacadas de las viviendas, como lámparas, balastos, cobre y piezas de acero.
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