¿Qué crees que pasaría si en el medio de la alimentación y la cocina, hubiese otras alternativas, más económicas y que ayuden a preparar comidas mucho más sanas? Esto es real y se trata de las cocinas y hornos solares exhibidas en Argentina, más exactamente en la segunda edición de la feria Mendoza Solar.
El encuentro, que se realizó por primera vez en la provincia de Mendoza el año pasado, tiene como fin dar a conocer a los ciudadanos distintos equipos utilizados para aprovechar la energía solar; su funcionamiento y sus posibles aplicaciones, tanto en el ámbito doméstico como industrial.
Ventajas de las cocinas y hornos solares
Este tipo de tecnología es común en las zonas rurales y cada vez más difundida en la ciudad. La gente compra este tipo de cocinas, sobre todo, para ahorrar el dinero que mensualmente deben invertir en el servicio de provisión de gas y energía eléctrica, aseguran los comercializadores.
Una de las principales ventajas que coincidieron en señalar los vendedores de estos productos, es que la comida que allí se prepara es mucho más saludable que la que se puede hacer en el horno tradicional.
«La gran diferencia con la cocina común es que los alimentos que se hacen con la solar resultan mucho más sanos. En la cocina tradicional las verduras, por ejemplo, pierden muchos nutrientes. En cambio en la que funciona con el sol se conserva mucho más natural y con el olor y el sabor característico», explicó José Morales, quien se dedica junto a su familia a la fabricación de cocinas, hornos y parabólicas solares.
El sol: una fuente natural gratis
El sol puede ser utilizado por cualquier persona sin necesidad de pagar por hacerlo, algo que tiene mucho que ver en este campo de innovaciones tecnológicas, sostenibles y más económicas.
Un horno solar, de los que se venden en Mendoza, cuesta entre $ 900 y $ 1.100 pesos argentinos, tiene una vida útil de unos 20 años y, lo mejor, es que solo requiere del sol para su funcionamiento.
Pero, ¿qué pasa cuando el cielo está nublado?, ¿funciona igual esta tecnología? Sí, aunque disminuye el rendimiento y algunas comidas puede demorar un poco más de lo habitual en cocinarse, pero no hay dudas de que estos elementos de fabricación casera funcionan bien aunque no se asome mucho el sol.
En la exposición también se dieron a conocer equipos para calefacción de ambientes interiores y calentamiento de agua para usos domésticos, entre otros usos de la energía solar.
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