La National Geographic publicó recientemente los resultados de un estudio sobre los usos del agua reciclada y se ha llegado a la conclusión de que gracias a las altas tecnologías de filtración, el agua reusada puede ser segura para consumo humano. Sin embargo, venderle esta idea al público ha sido una tarea ardua y por consiguiente ha evitado que esta opción sea una solución ampliamente usada ante la escasez de agua potable.
«La expansión en la reutilización del agua podría aumentar significativamente los recursos del agua de la nación (EE.UU.), especialmente en las comunidades costeras», aseguró Rhodes Trussell, director de Tecnologías de Trussell en California, y presidente del comité que escribió el informe.
El nuevo informe revisó las tecnologías actuales de tratamiento de aguas residuales y encontró que los posibles riesgos a la salud asociados con la exposición a contaminantes químicos son mínimos.
«La tecnología disponible puede reducir los contaminantes químicos y microbianos a niveles comparables o inferiores a los presentes en muchos de los suministros actuales de agua potable», dijo Trussell quien también asegura que el gobierno (estadunidense) podría hacer mucho más para ayudar a aumentar la confianza pública en los programas de tratamiento de aguas.
Falta apoyo gubernamental
Según Trussell, “mediante la actualización de las normas de acuerdo con los conocimientos actuales, los consumidores podrían sentirse más seguros de que el agua tratada es realmente segura”. Pero quizás el mayor obstáculo que habría que superarse antes de que el público acepte las aguas residuales como agua potable, no es tecnológico ni legislativa, sino psicológico.
«La parte psicológica es a menudo lo más crítico», aseguró a National Geographic Paul Rozin, psicólogo de la Universidad de Pennsylvania, y quien aparece en el próximo documental llamado Last Call at the Oasis, que investiga varios aspectos de la inminente crisis del agua mundial.
Estrategias para venderla al público
La mayoría de la gente tiene un profundo rechazo a la idea de beber agua reciclada, explicó Rozin. «El rechazo se debe a su proximidad a las aguas residuales. Mientras que por el agua del grifo o la embotellada, la gente tiende a no pensar de dónde viene, con la reciclada sí lo hacen.»
Una forma de superar esta repulsión es proporcionar una separación mental entre el agua reciclada y su fuente. En el documental Last Call at the Oasis, por ejemplo, los realizadores tratan de vender el agua tratada con un nombre pegajoso como «Porcelana Springs» y contrataron al comediante Jack Negro para que diera fe de su potabilidad.
Otra posibilidad, según Rozin, consiste en seguir el ejemplo de Singapur, donde se están cambiando gradualmente al agua reciclada dándole a la gente un subsidio económico por este cambio.
Pero mientras que el reciclaje de aguas residuales podría contribuir significativamente a la disponibilidad de agua dulce de Estados Unidos, no busca resolver todos los problemas de agua al que nos enfrentaremos en las próximas décadas. «Nuestro cálculo es que la reutilización de todas las aguas residuales que se descargan en los océanos, aumentaría el agua potable disponible para los Estados Unidos en alrededor de un 6%», agregó el experto.
Vía: news.nationalgeographic.com/
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