En su afán por encontrar alternativas en la generación de una energía más sostenible y menos contaminante, las universidades se mueven rápidamente. Esta vez, la noticia llega de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde varios de sus ingenieros lograron encontrarles a los clásicos motores a vapor de las locomotoras, una función que va más allá de su tradicional rol como impulsoras de vagones. Ahora, estos “vejestorios” que están llamados a recoger, podrán volver a ver la luz al convertirse en generadores de energía de unos 500 kilovatios, aplicable a pequeñas y medianas industrias y a la provisión de luz para poblados que dispongan de biomasa residual y de buenas fuentes de agua. La función medioambiental de este hallazgo es doble: no solo generará energía sustentable, sino que logrará darle una vida útil a los residuos de la industria maderera.
Estos son apartes de la noticia, publicada por Ecoticias.com, en la que nos cuentan en qué consiste esta idea:
El proyecto que desarrollan los ingenieros de la UBA, a cargo de Eduardo León, apunta a transformar la máquina de vapor en estacionaria para generar energía mecánica o eléctrica. En tamaños mediano o pequeño, las máquinas alternativas a vapor tienen un rendimiento que supera al de las turbinas de vapor. Para tamaños de hasta 300 kilogramos podrían servir en un aserradero o para una fábrica que tenga residuos de biomasa.
Eduardo León explica en qué consiste el proyecto: “Partimos de un motor a vapor como el de las locomotoras, con ciertos perfeccionamientos para hacerlo más eficiente, más durable, más fácil de mantener y para aplicarlo, básicamente, a la generación de energía mecánica o eléctrica en pequeñas y medianas escalas como aserraderos, fábricas, poblaciones pequeñas, en lugares donde existan las condiciones que son tener biomasa residual para poder generarlo, y agua. Por eso apuntamos al sur del país (Argentina) y al Litoral, porque allí no hay gas natural y otro tipo de instalaciones no sería rentable”.
“Hablamos de biomasa vegetal, que es todo lo que tiene vida. En este caso, se trata de usar como combustible lo que no tenga otro valor comercial de los árboles o las plantas. No planteamos cortar el árbol para quemarlo, ni destruir bosques nativos, sino utilizar lo que es residuo de otros usos, como el de los aserraderos y, en cualquiera de los casos, aun para los aserraderos, hay que pensar en bosques reforestados. Para producir energía sustentable, y más en estos tamaños, habría que usar lo que no es utilizable para otras cosas, como tablones, o para celulosa. Pensar por ejemplo en usar el aserrín para la generación de luz”.
Estudios sobre energías alternativas
En la Facultad de Ingeniería de la UBA, un grupo de investigadores desarrolla estudios sobre energías alternativas y energías adaptadas a nuestra realidad. Según sus integrantes, viene aplicándose en el Litoral y en la Patagonia. “En provincias como Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Tierra del Fuego, donde hay abundante material leñoso y agua, y los requerimientos de energía no son demasiado grandes -aclara León-, la red de distribución no es muy confiable y en este momento no tienen un aprovechamiento útil de buena parte de sus residuos. Allí, este motor ofrece dos ventajas destacables: elimina residuos y genera energía útil”, asegura León.
“Hablando siempre de uso eficiente de energía y de energías renovables -finaliza-, especialmente para las pequeñas y medianas industrias y para poblaciones dispersas, desde siempre nuestra idea es que todo esto no quede sólo en los papeles, sino que sirva a la sociedad”.
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