Foto: milliyet.com.tr
Como parte del compromiso de tener cero residuos en sus operaciones de fabricación, el equipo de agricultura de PepsiCo en Turquía invirtió en una tecnología de digestión anaerobia hace varios años para manejar los residuos orgánicos creados allí.
El digestor es alimentado por una mezcla de cáscaras de papa, granos de maíz y otros ingredientes utilizados en los productos snacks de la compañía.
Hoy en día, el biogás generado por ese equipo cubre aproximadamente el 35 por ciento de la electricidad necesaria para hacer funcionar sus dos plantas de snacks Frito -Lay allí.
Además, PepsiCo descubrió una manera de convertir los ricos nutrientes creados durante el proceso, en un fertilizante más ecológico que se está suministrando a sus más de 350 agricultores bajo contrato en el país. La idea fue una colaboración entre el equipo de fabricación, que estaba tratando de encontrar una mejor manera de deshacerse de los residuos de biodigestores, y asesores agrícolas de PepsiCo, que estaban tratando de reducir el impacto negativo de los aditivos de suelo empleados en el cultivo de papa.
“A medida que un equipo estaba pensando en qué hacer con los residuos, otro equipo estaba buscando nuevos enfoques de fertilizantes que fueran más sostenibles», dijo Ece Aksel, gerente general de PepsiCo Turquía. «Juntos encontraron ese proceso.»
Cerrando el ciclo
La prueba piloto comenzó hace aproximadamente dos años, cuando la organización comenzó a trabajar con científicos destacados para llegar a una formulación de un fertilizante natural beneficioso para los cultivos de papa. El resultado fue una comida orgánica que viene en forma de gránulos.
Para producir la sustancia, las plantas de PepsiCo envían los residuos a un socio externo, que lo abona por cerca de tres semanas para que se seque. A continuación, se añaden nutrientes y se producen los gránulos, se embalan en bolsas y se envían a los agricultores.
El enfoque ayudó a las plantas a reducir los costos de las operaciones relacionadas con el biodigestor, ya que no tienen que pagar a alguien para disponer de éste (como lo hizo anteriormente), y tampoco tienen que invertir tanto en fertilizantes químicos destinados a las granjas, dijo Aksel.
Ese equilibrio era necesario para dar luz verde al proyecto. «Es imperativo que cuidándonos, nos aseguremos de que nuestra empresa sea al mismo tiempo, exitosa financieramente y ambientalmente responsable», dijo.
Vía: www.greenbiz.com
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