Foto: Flickr /Jay & Melissa Malouin
Tomado del artículo de Andrew David Thaler para southernfriedscience.com
El primer paso para convertirte en dueño de una mascota sostenible es preguntándote, «¿realmente necesito una mascota?». Recuerda, que aunque suena algo controversial, el menor impacto ambiental que puedes tener con respecto a una mascota es cero. Toma el dinero que gastarías en una mascota y dónalo a las organizaciones locales que ayudan a reducir el maltrato animal y combaten el tráfico de animales en vía de extinción.
Más allá de esto, existen tres directrices que te ayudarán a definir lo que es y no es una mascota sostenible:
1. Una mascota sostenible minimiza el consumo de recursos.
Esto incluye alimentos, agua y energía. Por alguna razón, muchas personas se oponen a la alimentación de los perros en la mesa. Los animales domésticos, tales como perros, cerdos, pollos y cabras, han convivido con los humanos durante miles de años, evolucionando a comer los alimentos que nosotros comemos. Las mascotas que pueden comer sobras de la mesa y demás desperdicios de alimentación humana, requerirán menos alimentos fabricados específicamente para ellos. Las mascotas que demandan grandes cantidades de agua, como los peces en el acuario, también consumen más recursos de los necesarios. Muchos animales domésticos requieren dispositivos electrónicos exigentes.
Una mascota sostenible tiene poca necesidad de alimentos especializados, los cuales pueden ser suministrados de forma local y no requieren una gran cantidad de agua o electricidad para su supervivencia.
2. Una mascota sostenible minimiza el daño ambiental.
Esto significa que una mascota sostenible no tiene un impacto negativo sobre el medioambiente. Los peces tropicales en un acuario pequeño no van acabar con todas las especies de pájaros, pero a menudo se obtienen vivos de los arrecifes, los cuales son heridos en el proceso y tienen una tasa de supervivencia baja. Las mascotas que requieren alimentos y materiales los cuales tienen que ser transportados largas distancias o producidos de maneras ambientalmente destructivas, también deben ser evitadas.
3. Una mascota sostenible provee un producto o servicio.
Esta es probablemente la directriz que va a obtener la mayoría de críticas, pero al tener una mascota sostenible que también produzca, significa que no sólo estás reduciendo al mínimo los recursos necesarios para esa mascota, sino que estás beneficiándote con algo que podría haberse adquirido a través de otros medios. Esto incluye a las mascotas que producen carne, leche o huevos, animales domésticos que pueden crear composta rica y fértil para tu jardín (para cultivar más alimentos), y las mascotas que te prestan un servicio a ti o al ecosistema. Y sí, en algunos casos, el compañerismo es un servicio.
Un ejemplo
Los pollos son una buena opción, porque:
1. Pueden comer las sobras de comida de la mesa y del jardín.
2. Se pueden alimentar con comida local, barata y abundante.
3. Tienen demandas bajas de agua y de energía (una pequeña lámpara de calor).
4. Los pollos tienen bajo impacto en el medioambiente local.
5. Proporcionan diversos productos y servicios. Producen huevos y carne, comen larvas de insectos (incluyendo el escarabajo japonés invasor), y generan abono para el jardín.
¿Esto significa que no puedo tener un gato o un perro?
SI PUEDES TENERLOS. Las directrices anteriores no excluyen algún animal doméstico específico. Recuerda, la sostenibilidad depende de donde vivas y lo que necesites. Los gatos y los perros pueden ser sostenibles en el contexto adecuado. El desafío es equilibrar tus necesidades como propietario de una mascota con las exigencias ambientales del animal. Aves exóticas y peces ornamentales rara vez serán sostenibles. En algunos casos, puede ser imposible de justificar cualquier mascota en absoluto.
Hay buenas y malas razones para poseer mascotas. Decidir que una vida sostenible implica no tener una mascota, puede no ser atractivo, pero una vida sostenible significa que a veces tenemos que hacer sacrificios. La sostenibilidad no es siempre fácil, pero no es sólo una necesidad, sino algo inevitable en nuestro mundo cambiante.
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